Afuera, el cielo no contaba nada nuevo.
Adentro, una luz tenue podría inmortalizar centenares de historias.
Un par de almohadones, una manta, un libro, unas velas y una planta.
Yo.
-Hoy odio a los japoneses...
Y abrió su libro:
-Yo los voy a odiar mañana.
Tapa amarilla.
Círculo de corazones y estrellas.
Y yo:
-Si, es que son tan...deberían tener más colores....
-Hay gente que se va y vuelve, más rápido de lo que cree, ellos demoran años en irse, y cuando lo hacen, nunca vuelven.
Cambié de canal, ella apagó la luz y se volteó cubriéndose la cabeza.
Supe que era hora de irme.